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Me sentí tan afortunado que me asusté.

Me sentí tan afortunado que me asusté.

No me dí cuenta de lo que estaba haciendo hasta que Ruth Vega Pontetacones me dijo: "Aprovecha la oportunidad y da las gracias. Tienes muchísima suerte. Siempre puedes hacer lo que quieres. Siempre lo has hecho y tu queja, me parece hasta una ofensa."

La culpa sonrío sentada a mi lado.... _ yuuuoooosss !!qué coraje!!!. Tenía razón.

Que te cuesta recibir desde la apertura Efra. Me sientes para limitarte, dijo la culpa en lo que acariciaba a Maxi.

Miré al perro con cara asesina... !eso!, tú dale bola.

Él respondió a la mirada con un movimiento saltarín que entendí perfectamente.

Eres tú quien no la entiende, aprende. _ joder, con el perrito.

Ella estalló en una carcajada. No vengo a placer, eres tú quien me invita y me retienes.

Ya me toca irme Efra pero tranquilo, no vas a estar solo.

Sentí el vacío en el estómago, el que te da cuando sabes que te van a dejar.

!!!Holaaa!!! Giré la cabeza y allí estaba. Me cautivó de tal manera que quedé todo cortado.

La gratitud se sentó sin dar opción y como quien dice una obviedad gritó... !!Dar y recibir forman en sí un sistema!!, no se da el uno sin el otro. Es un equilibrio.

Miré y la culpa ya no estaba. Ni siquiera su olor. Estaba solo. Sus ojos amables me intimidaban.

Y lloré, no se porqué, pero lloré.


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