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El sonido llenó la sala, se mezcló con la luz.

El sonido llenó la sala, se mezcló con la luz.

Una danza que no tardó mucho en envolverme.

Primero tímido, me desprendí a cachitos de mi mismo.

La voz aguda extendió su mano de luz y sonido y ya...no pude resistirme.

Floté en el ambiente, me fui, sin irme. Salí sin dejarme.

La música lo aligera todo.

Me ví sentado, dándome permiso para aflojar y que una parte de mí danzara, rebotando entre el blanco de las paredes.

Maxi acostado, tranquilito. Sabía que no me iba a ninguna parte. Ni en este plano, ni en el otro.

El Laúd entonó calmado sus notas y la sala se expandió en todas sus dimensiones.

El MAESTRO Maxi lo observaba todo. Su ladrido; la señal.

Volar, sin Volarse.





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