Algo hay en el ambiente que me tiene inquieto.
Mi mente busca y rebusca y más me inquieto.
No saber, me asusta, no controlo. Pongo en marcha todo lo que sé y nada.
Ya no es inquietud, es miedo.
Me sale un suspiro, de éstos que se escapan y no le hacemos caso...pero esta vez por alguna razón si presté atención y le seguí el rastro.
El estado cambió y todo se lleno de silencio.
El lenguaje del alma es sensitivo: !escucho! Calma, confianza, certeza.
Fui a pensar el porqué, a analizar y argumentar pero no me dio tiempo.
Otro suspiro y ahí... me entregué.
¿Qué siento? Tranquilidad de estar seguro.
Sonrío, la mente duda, no entiende el estado.
Mantengo esa sensación, a pesar de los "pero", los "es que", los "y si"...
Elijo sentir y para eso, aprendí a escuchar.
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